Lo que debía ser el día más feliz de mi vida, una ceremonia sencilla y llena de alegría, se transformó en una pesadilla al llegar al altar.Chris y yo conectamos profundamente desde el primer momento, y nuestra relación floreció rápidamente.
Él trajo a mi vida la aventura y comprensión que tanto anhelaba, y nos volvimos inseparables. Sin embargo, la perfección era solo aparente. Chris siempre fue inseguro acerca de mi amistad con Joseph, un amigo de mi pasado.
A pesar de mis constantes intentos de tranquilizarlo, sus celos persistían.Tras una romántica propuesta, comenzamos a planificar la boda. Yo me encargué de la mayoría de los detalles, mientras Chris se ocupaba de las invitaciones y el fotógrafo.
Mi mejor amiga y dama de honor, Maya, fue mi mayor apoyo en este proceso.Pero todo cambió durante un almuerzo casual con Chris, Joseph y Maya. Hice un comentario inofensivo sobre lo bien que hacían pareja Joseph y Maya, sin imaginar cuánto afectaría eso a Chris.
El día de la boda, mientras me acercaba al altar, noté un cambio en la expresión de Chris. De repente, frente a todos, me acusó de estar engañándolo con Joseph y añadió que no podía casarse con alguien tan «aburrido». Luego se fue, dejándome humillada ante nuestros seres queridos.
La situación empeoró cuando Maya reveló que tenía un video de Chris coqueteando con nuestra fotógrafa, Susan. Este escándalo tuvo consecuencias rápidas: sus propios padres lo despidieron del negocio familiar y lo desheredaron.
Aunque Chris intentó culparme por todo, sabía que sus propias decisiones lo llevaron a ese destino. Ahora, trato de reconstruir mi vida amorosa después de este amargo final.