Un pescador, sin saberlo, guardó en su hogar uno de los tesoros más valiosos del mundo. A veces, las personas no son conscientes de la riqueza que poseen; algunos heredan obras de arte de valor incalculable o conservan libros raros que los coleccionistas buscan desesperadamente.

Estas historias de tesoros inesperados son frecuentes, pero esta en particular es sorprendente: la de un humilde pescador que, sin darse cuenta, tenía en su poder la perla más grande del mundo.

En 2006, durante una tormenta cerca de la isla de Palawan, un pescador filipino se refugió en una grieta. Al intentar recuperar el ancla de su bote, encontró un enorme molusco que contenía una gigantesca perla.

Sin saber su valor, se la llevó a casa y la guardó bajo su cama. Una década más tarde, en 2016, un incendio destruyó su cabaña, y el pescador decidió entregar la pesada perla a la oficina de turismo local.
El equipo quedó impresionado: la perla, de 66 cm de largo, 30 cm de ancho y 34 kg de peso, era descomunal. Fue entonces cuando se confirmó como la mayor perla jamás descubierta.

Los expertos calcularon su valor en unos 100 millones de dólares, una fortuna que habría cambiado la vida del pescador. Sin embargo, la perla fue declarada tesoro nacional y quedó en un museo para el disfrute de todos.
Aunque no recibió compensación económica, el pescador fue agradecido y su nombre quedó inscrito en el Libro Guinness de los Récords.

