Esta mañana encontramos algo extraño en el patio. Al principio pensamos que se trataba de una cuerda abandonada o de algún objeto artesanal, pero al observarlo más de cerca nos dimos cuenta de que era algo completamente distinto.
Colgando de una rama baja del viejo árbol, vimos una cadena ovalada formada por eslabones muy unidos, como si alguien la hubiera colocado allí deliberadamente.

La encontramos cerca de la cortadora de césped, casi oculta entre la hierba.
Mi marido salió a inspeccionar la máquina y notó unas marcas extrañas en el césped, como si algo hubiera caído de allí. Al levantar la vista, vio la cadena más claramente: estaba compuesta por una decena de pequeños «sacos».

La escena era tan inusual que al principio pensamos que se trataba de insectos, quizá un nido o crisálidas.
Pero cuanto más los observábamos, más creciente era nuestra inquietud.

Cada «saco» era semitransparente, y dentro se movía algo vivo. Cuando finalmente comprendimos la verdad, quedamos completamente sorprendidos: nunca hubiéramos imaginado que algo así pudiera aparecer en nuestro propio jardín.

