Edward Furlong alcanzó la fama a los 13 años, pero el brillo de los focos y la repentina llegada del dinero desviaron rápidamente el rumbo de su vida.
Escándalos, conflictos legales y una carrera en decadencia comenzaron a definir su trayectoria.
Nacido el 2 de agosto de 1977 en Glendale, California, Furlong creció en un entorno complicado, marcado por dificultades económicas y tensiones familiares.

Su salto a la fama llegó en 1991, cuando interpretó a John Connor en Terminator 2: El juicio final, un éxito rotundo que lo catapultó a la cima de Hollywood casi de la noche a la mañana.

De ser un niño con un pasado turbulento, pasó a desfilar por alfombras rojas y vivir el sueño de muchos. Sin embargo, la fama tuvo un alto precio.
La presión mediática y el ritmo vertiginoso de la industria le pasaron factura.

Furlong comenzó a mostrar actitudes propias de una estrella desencantada, atrayendo la atención por sus polémicas más que por su talento.
Los escándalos se acumularon, su imagen pública se deterioró y las oportunidades en el cine comenzaron a desvanecerse.

Con el paso del tiempo, Edward enfrentó las secuelas de una juventud caótica, tanto a nivel físico como emocional. Hoy, con 47 años, su aspecto es casi irreconocible.
El brillo que alguna vez lo rodeó parece haber quedado atrás, y los días de gloria de su carrera se sienten como un eco distante del pasado.

