Ha comenzado la temporada de una de las materias primas más exclusivas y valiosas del mundo: las plumas de ganso.
Islandia lidera la producción mundial de este codiciado material, proporcionando entre el 80 % y el 90 % de las existencias globales. Solo unas cuatrocientas personas están capacitadas para realizar esta ardua labor, un trabajo exigente pero muy bien remunerado. Es ahora cuando comienza la época más intensa para recolectar estas plumas tan exclusivas, cuyo precio puede alcanzar hasta 8.000 dólares por kilogramo. La demanda es enorme, y tanto recolectores como compradores esperan su turno.
El altísimo valor de estas plumas se debe a dos cualidades excepcionales: por un lado, su capacidad de aislamiento térmico natural es insuperable. Son extremadamente ligeras y, al mismo tiempo, uno de los mejores materiales aislantes que existen.
Por otro lado, su recolección es completamente respetuosa con los animales, ya que los gansos ceden voluntariamente estas plumas cada año, lo que las convierte en un recurso renovable.
Los gansos necesitan este plumón para protegerse del frío. Pero cuando comienza la temporada de cría, ellos mismos arrancan el suave plumón para acolchar sus nidos y aislar del frío las piedras del suelo.
Solo una vez que los polluelos han nacido y las aves han abandonado definitivamente el nido, los recolectores pueden recoger las plumas con sumo cuidado.
Como los gansos construyen nidos nuevos cada año en lugares distintos, el ciclo se repite sin causarles perjuicio alguno, garantizando una recolección sostenible.
El mayor desafío para los recolectores es localizar los nidos, ocultos en grietas, cuevas y rincones de difícil acceso. La regla de oro es clara: mientras haya huevos en el nido, solo pueden tomarse unas pocas plumas. Solo al finalizar la cría se recoge el resto del plumón.
La codicia está fuera de lugar: un comportamiento imprudente ahuyentaría a los gansos de forma permanente. Por eso, los recolectores experimentados actúan siempre con respeto y prudencia.
Bajo el microscopio, cada pluma revela una estructura tan delicada como compleja, lo que explica su alto valor. De cada nido se obtienen, en promedio, apenas unos 15 gramos. Para conseguir una cantidad significativa, es necesario encontrar cientos de nidos. Incluso en las mejores temporadas, la producción mundial apenas supera las cuatro toneladas anuales. Un tesoro natural escaso, recolectado con dedicación, respeto y admiración por todo el mundo.