En 1993, en un pequeño pueblo de la provincia de Transvaal Occidental, Sudáfrica, vivían dos gemelos llamados Drazy y Kazy. Nadie habría sabido de ellos si no fuera por una única fotografía.
Fue capturada por el fotógrafo sudafricano Roger Ballen, y mostraba a los dos hermanos mirando con seriedad a la cámara, mientras babeaban. Esa imagen, aparentemente común, recorrió el mundo y otorgó fama tanto a los gemelos como al fotógrafo.
La fotografía, aunque sencilla, conmovió a muchos, despertando una gran curiosidad sobre la vida de los hermanos y su condición.
Numerosas personas intentaron contactar a Roger para conocer su historia y obtener detalles sobre ellos. Sin embargo, el fotógrafo se negó a revelar cualquier información, pero con el tiempo, algunos datos sobre los gemelos salieron a la luz.
Drazy y Kazy padecían una enfermedad congénita que se originó en el útero, posiblemente provocada por diversos factores. Poco se sabe de sus padres, y durante muchos años estuvieron bajo el cuidado de familiares cercanos.
Los hermanos no podían hablar y su desarrollo mental era similar al de un bebé, lo que les impedía realizar tareas básicas por sí mismos. Requerían supervisión y cuidados constantes.
En 2012, los gemelos, ya con 53 años, fueron internados en una residencia de ancianos porque sus familiares, debido a su propia avanzada edad, ya no podían cuidar de ellos de manera continua.
A pesar de esta nueva situación, los hermanos encontraron bienestar en la residencia, donde rápidamente se ganaron el cariño del personal médico. Eran conocidos por ser cariñosos y requerir constantes muestras de afecto.
Los médicos que los atendían señalaron que, a menudo, se les subestimaba. Aunque su comportamiento no era típico, cada uno vivía dentro de su propio mundo interior.
Escuchaban los servicios religiosos, lloraban cuando se sentían tristes y, en ocasiones, permanecían inmóviles, como si estuvieran absortos en sus pensamientos. También mostraban cariño al personal, riendo y gruñendo de felicidad.
En ocasiones, los gemelos sacaban una vieja foto de su madre, señalando que ella había fallecido.
Así, una imagen que parecía simple se convirtió en la ventana a la vida de dos hermanos que, a pesar de no ser conscientes de su fama, continuaron viviendo a su manera.