Todos los sábados, Angela Nguyen repartía pizzas a un anciano que vivía en una vieja caravana. Durante mucho tiempo, nunca prestó demasiada atención al modo de vida de este hombre de 76 años.
Sin embargo, un día, su hija Sarah, que trabajaba con ella, sugirió a Angela que echara un vistazo al interior de la casa. Cuando lo hizo, Angela quedó profundamente conmocionada.
El interior era un caos y el anciano parecía sufrir.
Mientras hablaban, Angela descubrió que el hombre, llamado Li Haase, llevaba años viviendo allí, desde que había perdido su casa en un desastre natural.
Sin familia que le mantuviera, Li se había resignado a vivir con lo poco que podía. Incapaces de ignorar la situación, Angela y Sarah decidieron que tenían que hacer algo. Hicieron un llamamiento en las redes sociales y la respuesta fue asombrosa. Cientos de personas se movilizaron para ayudar.
En pocos meses consiguieron recaudar más de 30.000 dólares, suficientes para comprarle a Li una casa nueva.
El anciano estaba muy emocionado por volver a tener un hogar. Es más, se sintió profundamente conmovido por haber conocido a gente tan amable, a la que ahora consideraba sus amigos.