En febrero, un grupo de amigos compró un sofá en una venta de la Cruz Roja. Según The Little Rebellion, después de ver una película, los estudiantes notaron algo extraño en los cojines.
Werkhoven, estudiante de geología en SUNY New Paltz, le contó a CBS News: “Había un par de botellas de plástico. Cuando las movimos, encontramos dinero escondido debajo”.
Sorprendidos por el hallazgo, casi desarmaron el sofá. Después de revisar todo y contar el dinero, sumaron un total sorprendente de ¡41.000 dólares!
“Al contar el dinero, nos llenamos de emoción. Reese pensaba en comprarse un coche y darle algo a su madre”, recordó Russo, egresada de SUNY.
Sin embargo, la emoción pronto se convirtió en un dilema moral cuando encontraron un nombre en un trozo de papel.
“La emoción desapareció al instante. Nos dimos cuenta de que no podíamos quedarnos con el dinero”, explicó Guasti, graduada del Mount Holyoke College.
Para devolver el dinero, pidieron ayuda a los padres, quienes sugirieron no contarle a nadie sobre el hallazgo por seguridad.
La madre de Werkhoven localizó a la dueña a través de una guía telefónica, y el joven le llamó. “He encontrado algo que puede ser tuyo”, le dijo. La mujer, sorprendida, respondió: “¡Dios mío, había dejado mucho dinero en ese sofá!”.
Amigos de la mujer explicaron que su esposo, antes de fallecer, había escondido ese dinero para asegurar su futuro. La mujer, debido a problemas de salud, no pudo recuperarlo y sus hijos, sin saberlo, donaron el sofá.
Aunque casi no eligieron el sofá porque era feo y olía mal, los estudiantes decidieron devolver el dinero. Luego compartieron una cena con la mujer y su familia, y recibieron 1.000 dólares como muestra de gratitud.
Werkhoven comentó: “Creo que cualquiera puede hacer lo correcto si se lo propone”. Russo añadió que no se arrepentían de su decisión. ¿Y tú? ¿Devolverías el dinero si lo encontraras?
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