Las aficiones de las personas son diversas y, aunque a veces resulten incomprensibles para otros, no por ello dejan de ser fascinantes.

Un ejemplo interesante es el de Justin Basilea, quien decidió dejarse crecer la barba.
No lo hizo por razones de vanidad; su objetivo era observar cuánto podía crecer su barba en un año sin recortarla. El desenlace de esta experiencia fue sorprendente.

Según Justin, el proceso transcurrió sin complicaciones, con una excepción.
Antes de lanzarse a un experimento tan prolongado y evidente, es esencial contar con un empleo donde la apariencia no sea un inconveniente.

