Esta es la historia de un fotógrafo que, junto a un amigo, decidió explorar Álamos en busca de un lugar interesante para fotografiar.
Después de caminar por un largo rato, se encontraron con una extraña criatura peluda pegada a una pared.
Sorprendidos por lo inusual de la escena, ya que nunca habían visto algo así en México, decidieron no asustarse y capturar el momento.
Convencidos de que se trataba de un animal inofensivo que simplemente dormía, empezaron a tomar fotos. Lo que no sabían era que estaban a punto de llevarse una gran sorpresa.
Al no lograr despertarla con ruido, decidieron tocar a la criatura con un palo. Repitieron varias veces este intento, siempre con cuidado de no hacerle daño.
Finalmente, la criatura despertó, revelando algo inesperado: bajo esa apariencia, había organismos vivos que se dispersaron rápidamente.
No era un solo ser, sino un grupo de ciempiés peludos, con largas patas, moviéndose en diferentes direcciones.
El fotógrafo capturó el momento con su cámara, mientras su amigo grababa un vídeo del impresionante despliegue. Lo que al principio parecía una criatura única, era en realidad un enjambre de ciempiés que, al agruparse, crean la ilusión de ser un solo organismo.
Estos ciempiés, según estudios científicos, son inofensivos para los humanos, aunque su apariencia peculiar puede asustar.
Algunas personas se impresionan por la velocidad con la que estos ciempiés se mueven. Sin embargo, no hay razón para alarmarse.
En situaciones así, lo mejor es mantenerse tranquilo y seguir moviéndose, sabiendo que junto a estos animales, uno está completamente seguro.