Este hombre, que vive en el campo, estaba emocionado por cumplir su sueño de tener un perro mastín tibetano, conocido por su habilidad para proteger las propiedades de sus dueños.
El vendedor le aseguró que era un Mastín de pura raza. Sin embargo, al llevarlo a casa, el nuevo dueño notó comportamientos inusuales: el animal prefería comer sandías y hacía ruidos extraños durante la noche que le impedían dormir.
El hombre, llamado Xu Yun, había comprado el cachorro durante un viaje de negocios en otra ciudad, con la intención de regalárselo a su esposa e hijos.En el segundo mes con su nueva familia, el cachorro comenzó a comer frutas y a trepar por el edificio usando sus patas.
Preocupados, decidieron colocar al animal en un aviario en el patio trasero. Poco después, al notar los sonidos extraños que emitía, Xu Yun decidió llevarlo al veterinario.El veterinario identificó rápidamente el problema: en lugar de un perro, le habían vendido un oso.
El cachorro creció hasta convertirse en un oso grande y fue entregado a una agencia de protección de la vida silvestre, ya que no podría sobrevivir en la naturaleza y seguía mostrando un comportamiento amigable.