Seguro que alguna vez has vivido una situación parecida: un pequeño cambio de rutina de último minuto. Quizás decides tomar café en un lugar diferente o salir del trabajo un poco antes.
Estos ajustes, aunque parezcan insignificantes, a veces pueden traer consecuencias inesperadas y sorprendentes.
Eso fue lo que le ocurrió a la sargento Malissa Lewis el pasado verano, cuando decidió modificar su ruta habitual al trabajo. En lugar de tomar la carretera principal como siempre, eligió una calle lateral. Mientras conducía, notó una bolsa de basura en medio de la vía.
Lo extraño es que la bolsa parecía moverse. “La vi y pensé: ‘¿Eso se está moviendo?’. Cuanto más me acercaba, más claro me quedaba que realmente estaba moviéndose”, cuenta Malissa.
Impulsada por la curiosidad, decidió detenerse y abrirla. Para su sorpresa, dentro encontró un cachorro que, al verla, comenzó a mover la cola con alegría. “En cuanto vio la luz, empezó a mover el rabo. No podía creerlo”, recuerda.
El cachorro había sido cruelmente abandonado dentro de una bolsa cerrada. Malissa lo llevó al trabajo y, más tarde, su hijo pasó a recogerlo para llevarlo al veterinario.
Dado que no tenía identificación ni nadie lo reclamó, la familia de Malissa decidió adoptarlo, brindándole el amor y cuidado que necesitaba.
Todavía asombrada por un acto tan cruel, Malissa reflexiona: “¿Quién podría hacerle eso a un animal? Hay que tener el corazón muy frío para meter a un cachorro en una bolsa de basura y dejarlo al borde del camino”.
A pesar de todo, para ella, el mundo sigue lleno de misterios que a veces resultan incomprensibles.
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