María y Rui decidieron llevar a sus perros a pasear por el bosque. Durante el paseo, una de sus mascotas encontró una botella junto a un árbol.
La botella estaba parcialmente enterrada en arcilla, por lo que la pareja decidió desenterrarla. Notaron que, a pesar de su tamaño, la botella era sorprendentemente pesada. Mientras la limpiaban, oyeron un suave zumbido.
Al llegar a casa, usaron herramientas para abrirla y quedaron asombrados al ver que estaba llena de monedas.Sin pensarlo dos veces, la pareja alquiló un detector de metales y regresó al bosque. Descubrieron que cerca de los árboles había cuatro frascos adicionales llenos de monedas.
Contactaron a las autoridades para documentar su hallazgo. La evaluación reveló que su patrimonio había aumentado considerablemente. Las monedas eran de finales del siglo XIX y, aunque estaban hechas de oro, su valor no solo se basaba en el peso.
Algunos descubrimientos fueron valorados en cifras de seis dígitos. Gracias a esto, los amantes de los perros se hicieron 10 millones de dólares más ricos.