Kelly McGillis comenzó como camarera y luego trabajó en varias profesiones antes de conseguir su primer papel importante en la película nominada al Oscar, Reuben, Reuben. Este éxito le abrió las puertas de la televisión y le permitió interpretar un papel protagónico en la popular película Top Gun.

Aprovechando su auge, los productores notaron su potencial y la eligieron para más películas.
A pesar de sus desafíos personales y problemas de drogadicción, McGillis continuó con éxito en el cine y la televisión. Su trabajo más reciente incluye la película Blue (2017) y su participación en la serie Dirty John, reflejando su compromiso con la actuación.

Además, ha compartido generosamente su experiencia en el New York Studio for Stage and Screen, ayudando a nuevas generaciones de actores.

Con el tiempo, McGillis fue abierta sobre su exclusión de la secuela de Top Gun, mencionando su aceptación de la edad y su rechazo a las normas de belleza juvenil de Hollywood. Aunque sus oportunidades de trabajo disminuyeron al acercarse a los 65 años y optar por evitar la cirugía estética, su autenticidad resalta en la industria.

Tras años de silenciamiento sobre su orientación sexual y dos divorcios, McGillis aceptó plenamente su identidad como lesbiana. En 2010, se casó con Melanie Leis, una ejecutiva inmobiliaria a quien había conocido años antes en un restaurante que McGillis y su entonces esposo, Fred Tillman, poseían en Florida.
Su matrimonio, sin embargo, terminó en divorcio, y desde entonces McGillis ha sido sincera sobre su viaje de autodescubrimiento, que comenzó a los doce años.

A lo largo de su vida, McGillis ha enfrentado momentos difíciles, incluidos ataques de pánico y luchas con la fama. Hoy, la recordamos no solo como una de las mujeres más bellas de su época, sino también como una actriz y persona valiente que desafía los estándares de Hollywood.
Le deseamos lo mejor y esperamos que continúe encontrando proyectos que le permitan expresarse auténticamente.

