Para las gemelas Brandy y Candy, la comida era su única fuente de felicidad y, al mismo tiempo, el motivo de su animosidad mutua. Ambas sufrían obesidad debido a su adicción a la comida, con un peso combinado de alrededor de media tonelada.
A pesar de las enormes cantidades de comida que consumían, nunca se sentían satisfechas, lo que solo empeoraba su situación.
Un evento crucial las obligó a transformar radicalmente sus vidas. En este artículo, exploraremos qué les motivó a cambiar y cómo lograron perder peso.
Las hermanas crecieron en un entorno familiar problemático, marcado por la negligencia de sus padres, lo que les provocó un gran estrés. La comida se convirtió en su refugio. Con el tiempo, la situación se agravó: sus padres se separaron, la madre comenzó a beber con frecuencia y descuidó a sus hijas.
Las constantes peleas y la presión de sus compañeros las llevaron a abandonar el hogar. Con el tiempo, Brandy y Candy se dieron cuenta de que la comida había llegado a dominar sus vidas. Reconociendo la gravedad de su situación, comenzaron a salir de casa solo para ir de compras, lo que fue una prueba extremadamente difícil pero que lograron superar.
Como resultado, perdieron alrededor de 250 kg, es decir, la mitad de su peso original. Posteriormente, participaron en un programa de dieta y pérdida de peso y se sometieron a una cirugía para reducir el tamaño de su estómago.