Nancy, una joven de 27 años que siempre se había considerado torpe, sentía celos secretos de sus amigas, siempre tan guapas y atractivas. Soñaba con cambiar de aspecto, pero no sabía a qué estilista acudir. Sobre todo, dudaba de su capacidad para metamorfosearse y volverse más atractiva.
Un día, Nancy se armó de valor y fue a ver a Christopher Hopkins, un estilista famoso por sus espectaculares transformaciones. Le habló de su complejo de inferioridad con respecto a sus amigas y de su deseo de llegar a ser tan atractiva como ellas.

Christopher, con su seguridad habitual, le prometió que obtendría el resultado con el que soñaba.
Durante casi cuatro horas, el estilista trabajó meticulosamente en su aspecto.

Le cortó el pelo ligeramente, se lo tiñó de un intenso tono chocolate y se lo peinó con esmero. Luego pasó al maquillaje.
Redibujó las cejas de Nancy, añadió pestañas postizas para acentuar la expresividad de sus ojos y eligió un pintalabios brillante para resaltar la forma de sus labios.

Cuando Nancy se vio en el espejo, apenas podía creer el cambio. Había dudado de sí misma durante mucho tiempo, sin atreverse a cambiar nada. Pero bastaron el color de pelo y el maquillaje adecuados para revelar su belleza natural.
A partir de ahora, Nancy sabe cómo estar guapa en cualquier circunstancia y no tendrá motivos para sentir envidia.

