En la primavera de 2019, Lilya Bachinskaya descubrió que estaba embarazada nuevamente. La familia ya tenía tres hijos adultos, y tanto Lilya como su esposo, Anatoly, soñaban con tener una niña.
La pareja acudió a una ecografía con la esperanza de confirmar su deseo, pero el estudio reveló algo inesperado: Lilya esperaba gemelos siameses.
Los bebés estaban unidos por la cabeza, lo que llevó a los médicos a creer que sería imposible separarlos. A pesar de los consejos médicos, Lilya decidió seguir adelante con el embarazo. Aunque comprendía lo delicado de la situación, sentía que, de alguna manera, todo saldría bien.
El 30 de diciembre de 2019 nacieron las gemelas Abigail y Michaela, cariñosamente llamadas Abi y Mika por sus padres. Como se esperaba, las niñas estaban unidas por la cabeza, pero estudios detallados demostraron que compartían pocas partes del cerebro, lo que brindaba una oportunidad real de separarlas con éxito.
Los preparativos para la cirugía comenzaron casi de inmediato. Los especialistas dedicaron unos nueve meses a planificar cada detalle y acondicionar la clínica para el complejo procedimiento.
En octubre de 2020, todo estuvo listo.
La separación fue realizada por un equipo de treinta especialistas en el Hospital Infantil de California, en una cirugía que duró veinticuatro horas.
Afortunadamente, la operación fue un éxito, y ambas niñas se encontraban en perfecto estado de salud. Los médicos, literalmente, les ofrecieron una nueva vida. Lilya permaneció en la clínica durante unos seis meses después de la cirugía, mientras Abi y Mika se adaptaban a su nueva realidad.
Casi dos años después de la separación, las gemelas Bachinskaya apenas se diferencian de otras niñas de su edad. Aunque tienen un leve retraso en su desarrollo, están alcanzando a sus compañeras rápidamente.
Todavía les faltan algunos procedimientos médicos, pero son de carácter cosmético. Los médicos confían en que, en unos años, Mika y Abi ni siquiera recordarán que alguna vez fueron siamesas. Y como dato adicional, a finales del año pasado, la familia dio la bienvenida a un nuevo miembro: Lilya tuvo otro bebé, un niño completamente sano llamado Adam.